Mientras
Antoine Lavoisier
ultimaba un experimento en su laboratorio, su mujer y ayudante, Marie Anne, le
hacía un rápido apunte. Ella solía acompañarle para tomar notas al dictado
durante sus experimentos, pero ocasionalmente le gustaba también dibujar. Era
el 5 de junio de 1777.
Lavoisier
se proponía descubrir de una vez por todas el “flogisto”, un gas que
supuestamente se desprendía de los cuerpos durante su combustión y explicaba
los fenómenos caloríficos.
Para
poner a prueba esta teoría, pesó una gota de mercurio y la colocó en una vasija
de cuello largo y encorvado, es decir, en una retorta. La cubrió con una
campana de cristal llena de agua y señaló el nivel del aire pegando un papelito
en el exterior del cuello de la retorta. Después calentó el mercurio hasta que
se formó una capa de partículas rojas sobre el mercurio líquido. Cuando la
retorta se enfrió, comprobó que el volumen del aire había descendido y que la
sustancia que quedaba al fondo había adquirido peso, en lugar de volverse más
ligera, como habría ocurrido si hubiera liberado el flogisto que contenía.
Además, el aire se había vuelto venenoso, ya que mataba a un ratón y apagaba
una vela. Lavoisier comprendió que, al calentarse, el mercurio había absorbido
alguna sustancia del aire que lo había convertido en un polvo rojo y pesado.
Llevando
el experimento un poco más lejos, Lavoisier colocó el polvo rojo en una retorta
más pequeña y lo calentó junto con el aire enrarecido obtenido en el
experimento anterior. El mercurio volvió a condensarse en un globulillo más
ligero que el polvo rojo, mientras el aire aumentaba de volumen y perdía su
carácter venenoso.
Al
realizar más experimentos, Lavoisier descubrió que el gas obtenido al quemar el
polvo rojo de mercurio tenía propiedades especiales: reanimó a un ratón
agonizante y avivó la llama de una vela. En la creencia equivocada de que todos
los ácidos contenían ese tipo de gas, lo llamó ?oxígeno?, a partir de las
raíces griegas oxy, (ácido)
y gen, (generar).
Dedujo que el polvo rojo era una combinación de mercurio y oxígeno y lo llamó
óxido de mercurio.
Lavoisier,
calentando el mercurio en una retorta, cubriéndola con un cristal y luego
calentándola, comprobó que el mercurio había absorbido alguna sustancia del
aire (toxica por cierto) y por lo tanto
se había vuelto rojo y pesado ( todo lo contrario a lo esperado)
Luego,
volviendo a calentar este polvo rojo junto con el aire enrarecido, obtuvo
mercurio mucho mas ligero que el polvo rojo y el aire enrarecido perdió su
carácter toxico.
El video es un poco largo, pero es muy interesante.
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